Espero estén leyendo, con la manos lavadas con jabón.
Después la emergencia, provocada por la rápida propagación del Covid-19 y las decisiones tomadas en China, para hacer frente a esa emergencia, es que comenzamos a dar forma, a los diversos efectos que está teniendo alrededor del mundo.
Es así que, tenemos acciones y posiciones, que los diferentes Estados tienen respecto a China, como ciudadanos y como productos. Las más de la veces, se comportarán egoístamente, acorde a sus intereses.
El más emblemático es la subrepticia alianza sino-rusa, que muestra la cooperación de estos dos países, en diversos temas económicos, como la Nueva Ruta de la Seda o el Paso del Noreste (del Ártico) o en temas políticos, donde se hace patente, su mutuo apoyo. Por supuesto, a la hora de contener, cualquier brote al interior del territorio ruso, no tuvieron mayor empacho, en cerrar sus fronteras, en una primera instancia, para grupos y tours, luego para cualquier ciudadano chino. La colaboración la dejarán para otro momento. Actualmente, la restricción rusa, llegó al extremo, que en Moscú, se obliga a los recién llegados, de países con grandes infecciones, a permanecer aislados por 14 días, de violar esta disposición, se harán acreedores a multas o cárcel.
Cuando parece que China empieza a salir de la cuarentena, resulta que tiene reinfectados, si bien son los menos, es el momento en que empiezan a darse cuenta, de los meses perdidos, en términos de producción-consumo. En ciudades que tuvieron restricciones, pero específicamente, en Wuhan, en donde las horas más aciagas, prácticamente se detuvo el movimiento, en una ciudad de 11 millones de habitantes. Ahora deben de enfrentarse, a los hechos. Detener la economía, representará un duro lastre para la región y eventualemente para el país, pues una cantidad, al momento incuantificable, de negocios, simplemente dejaron de operar de la noche a la mañana, lo que representa enormes pérdidas. Así también, habrán de enfrentar, enormes cantidades de ciudadanos, que se quedaron sin fuentes de empleo. Todo ello en el entendido, que la situación está lejos de terminar, pues China es un país grande y siempre existe la posibilidad de que se contagie otra región.
Bajo otro escenario, Trump haría eco de la situación China y triunfalmente se la apropiaría… sólo que el Covid-19, afecta a todo el mundo, de una manera o de otra. En el continente americano, son los EUA, los que más sufren esta epidemia y no parece vaya a decrecer, por el contrario, día tras día, se reportan más casos confirmados. Aún no se detienen las industrias, aunque líderes, como Boeing y Microsoft, aceptan que tienen empleados, con este virus. Al mismo tiempo, diversas universidades y empresas, mandan a sus empleados y estudiantes, hacer home-office o continuar los cursos on-line. Un ejemplo, de como ya les afecta, el parón de China, es el puerto de Los Angeles, donde se encuentran trabajando al mínimo, si no es que totalmente detenido, por falta de mercaderías que llegan, en contenedores, vía marítima, desde los diversos puertos chinos. Eso nos lleva a pensar, en las cadenas de suministros, vía marítimas y aéreas, se encuentran rotas, lo que puede verse reflejado, en una crisis económica, lo que resta del año. Situación que si llega a alargarse, seguramente afectará el periodo de campaña y la eventual votación presidencial.
Pero no solamente, se debe pensar en las mercancías, ahora el movimiento de personas, desde/hacia las ciudades de países más afectados, por esta epidemia, que son de China, Corea del Sur, Japón, Irán, Italia, Francia, España y los mismos EUA. Pues el movimiento de pasajeros se ha restringido, de manera que los organismos internacionales, como la IATA, solicitaron una pausa, en el uso de slots aeroportuarios, en los países, pues los vuelos de itinerario, están saliendo vacíos, desgastando innecesariamente a las aerolíneas.
Ahora que este virus, se esparce en toda Europa, los eventos deportivos y culturales, se ven afectados, de manera que los grandes conciertos, en salas específicas o en auditorios, quedan suspendidas. Los múltiples encuentros deportivos, sobre todo de fútbol, se juegan a puerta cerrada (como diversos partidos de la Liga de Campeones de Europa) o de plano quedan suspendidos (como la Serie A de Italia). Pero es en Italia, donde se apretaron las medidas para controlar la epidemia, pues se solicita a la población en general, que limiten sus movimientos y se dejen de reunirse públicamente.
Aún queda mucho por escribirse.
Lo que piensa el que calla 